El médico que alertó del incendio fue el exdirector Ángel Banegas, quien contó las dificultades que vivieron la noche del viernes, cuando un cortocircuito desató el infernal incendio, que consumió el 85% del único hospital público que existe en Roatán, que se encontraba en buen estado. condición. deprimente, pero ahora es un reducto de escombros y cenizas.

“Es un privilegio estar vivo… a pesar de lo difícil que fue, ha sido una noche larga, una noche de horas interminables. El cien por ciento de los pacientes se salvaron con vida, muchos de ellos se encontraban en condiciones graves, inestables, con diferentes patologías, tanto hombres, personas que habían sido intervenidas quirúrgicamente, mujeres embarazadas, niños e incluso personas que en ese momento estaban siendo operadas. del accidente”, dijo.

“Gracias a Dios, gracias a la unión, una vez más en Roatán quedó demostrado que la unión de las fuerzas vivas cuando se unen es posible. La respuesta fue inmediata cuando pedí ayuda, porque esa noche estaba de guardia en el hospital en urgencias y fui uno de los primeros en enterarme del incidente. Inmediatamente alerté a todo el grupo y de allí a las fuerzas de seguridad. Los primeros en llegar: los dignos Bomberos”, dijo.

Según el médico, “el incendio fue voraz, rápido, había materiales inflamables cerca, pero se pudo evacuar, con gran dificultad, a la mayoría de los pacientes a centros privados, otros quedaron “stand by”, esperando ser enviados a otros centros, aquellos con condiciones más graves”.

Dijo que la mayor solución es abrir el nuevo hospital, que lleva muchos años en construcción y que se encuentra “a la mitad del camino”.

Confirmó que el incendio se inició en el pabellón de Pediatría. Yo estaba cerca de esa habitación y recibí un grito de una de las enfermeras que estaba en esa habitación, diciendo que había un incendio. Entramos y cuando se abre la puerta de Pediatría vemos el humo negro, se sospecha, al parecer, que pudo ser un cortocircuito o algún problema con un cable, pero fue en la parte de atrás, al fondo de la sala, donde había una cantidad de humo negro en la habitación.

A ciegas, golpeando las cunas, logramos sacar a los niños. Había dos niños no nacidos y siete niños mayores, en edad escolar, que fueron sacados.

“Tuvimos la suerte de que nos turnamos con enfermeras que también eran bomberos y trataron de apagarlo con extintores, rápidamente, mientras evacuamos a los niños, intentamos apagarlo con extintores. Rápidamente, no medimos, dimos el grito de auxilio para sacar a los pacientes y que salieran todos. No esperamos. La verdad es que era una novela dantesca”, afirmó.