Tegucigalpa– Ser cineasta en Honduras, es una larga lucha para subsistir, más si su contenido es defender y promover los derechos, así es Andrea Soledad Araúz Torresuna joven que incursa en el septimo arte con el fin de generar conciencia con su trabajo.

Arauz se define como un cine centroamericano dedicado a las múltiples nacionalidades de sus antepasados.

El cineasta le gusta hacer documentales sobre la lucha social en Centroamérica, particularmente defensor y promotor de los derechos de las mujeres.

Desde muy pequeño, desafió los estereotipos del camino que tenían que tener las mujeres en la vida, esa lucha definió su carrera profesional tras que sus trabajos tengan inspiración de esa pelea que ha promovido.

Andrea Arauz se consideraba un cineasta centroamericano por sus múltiples raíces.

Orígenes

Andrea Arauz se considera centroamericano porque nació en Guatemala, pero su padre es de Nicaragua, su madre de El Salvador y sus bisabuelos de Honduras.

«Me considero centroamericana, desde chiquita lo he dicho, estoy muy orgullosa de mis raíces y defendiendo a cada país», dijo en conversación con proceso digital.

Contó que a los 10 años se trasladó a Honduras debido al trabajo de su padre en la industria azucarera, llegando a la ciudad de Choluteca y le rogaron que ya no estuviera movilizando de un lugar a otro.

Desde pequeña, Andrea Arauz abogó por promover los derechos de las mujeres.

Desde ese año, radica en Honduras y modificó la naturalización hondureña en 2015.

Infancia

Arauz definió que su infancia fue de lucha porque Choluteca será un municipio bien tradicionalista con una religión arraigada y que creció en una familia que no le enseñó a pelear por sus derechos.

“Yo sabía que desde pequeña tenía derechos, aunque no sabía que se llamaba derechos, sabía que podía hacer cosas”, dijo.

La cineasta hondureña registró que ella luchó para romper los estereotipos de educarse, graduarse, casarse y formar una familia a sus 29 años.

Reconnoció que en Honduras tiene que buscar otros trabajos para poder subsistir y vivir.

Yo puedo hacer más cosas y dije que eso no puede ser mis etiquetas yo era bien peleona, las mujeres podemos hacer más, me negaba a cambiar mi perspectiva y luchaba por la necesidad de los demás, reafirmó.

Hasta hace poco mi familia escuchó como era, escuchó mis luchas, mi trabajo y mi visión.

Mi infancia fue luchar contra ese tradicionalismo que hay en Latinoamérica y de alzar la voz desde pequeña, manifestó.

Cine

Contó que hacer cine en Latinoamérica es realizarlo «con las uñas» señalando que lo hace por amor al arte cuando en otros países lo ven como una industria.

Andrea Arauz narró que su idea de ser cinematógrafo fue después de graduarse de educación en medios en 2011, cómo postularse a una escuela de cine en Guatemala o Costa Rica, pero no lo modificaron porque eran caras.

Dije que iba a tratar en Honduras con los recursos que tenía mi padre y saqué publicidad, pero yo quería cine, después de graduarme, ahorrando tuve que buscar espacios accesibles, dije.

En Barcelona obtuvo un máster de cine documental por dos años (2016-2018).

Relató que en 2016 fue a una escuela de cine en Cuba donde impartieron un taller de dos semanas y lo recuerda como un cambio en su vida porque aprendió a hacer montajes.

En su regreso a Honduras, la cineasta dijo que tuvo un trabajo fijo como editora de video hasta en 2018 cuando aplicó una beca en España para estudiar cine documental.

Compartió con proceso digital que mejorar ganar media beca en Barcelona y reformar completarlo con un prestamo bancario para sacar un master en cine documental.

“Siempre me ha llamado la atención el cine documental, desde pequeña los miraban con mi papá y me mercaron mucho leer historia, antropología, sociología”, aceptó.

Su objetivo es ser documentalista y contar historias de la lucha social en Centroamérica.

Reconoció que fue difícil regresar a Honduras por su inspiración era la lucha social de Centroamérica, y que en Europa no podría sacar historias de Honduras, Guatemala y otros.

Asimismo, manifestó que en Honduras no puede sostenerse económicamente del cine y que tiene que buscar otros trabajos para poder subsistir y vivir.

Carrera como documentalista

Su primer trabajo en Honduras como cineasta fue un corto de ficción de cinco minutos sobre la violencia sexual infantil que hizo bajo la acogida de la colectiva de cineastas hondureña.

Su carrera como documentalista comenzó en 2018 y participó en un festival de cortos organizado por la colectiva de cinestas hondureña.

Reveló que su segundo trabajo llegó en el confinement por el COVID-19 cuando se abrió un espacio de las secuelas donde participaron dos mujeres hondures, contó que hizo un corto de la salud mental de una mujer que estaba en una transición tras salir de una relación tóxico.

Andrea Arauz dijo que sus últimos trabajos tienen una tendencia a pelear por los derechos de las mujeres e inspire en luchas sociales.

Manifestó que realizar cortos sobre mujeres es sensibilizar que ellas tienen derechos, igualdad y hemos sido oprimidas por un sistema patriarcal.

No descartó que tiene aspiraciones para realizar un largometraje documental, pero requiere mucho dinero.

El Instituto de Cine apoya un montón, pero hacer un largometraje requiere mucho dinero más de lo que da la Institución.

Lamentó que en Honduras exista la percepción de que hacer cine es un pasatiempo en lugar de una industria, señalando que varios países viven de eso.

La industria del cine en Honduras se ha fortalecido gracias a las mujeres. En el país se produce más cine, pero no siempre es sostenible ni rentable.

«Cuerpos Vivos»

Andrea Arauz también ganó el premio del jurado en la categoría de cortometraje experimental en un festival de documentales en Turquía.

El documental se lama «Cuerpos Vivos» y trata sobre la violencia que sufren las mujeres en Honduras.

Con el documental “Cuerpos Vivos” ganó el premio de cortometraje experimental del Premio del Jurado en un festival en Turquía.

Agregó que el documental tiene dos historias: la primera sobre la denuncia que realizaron mujeres en el Sistema de 911, colgante el confinamiento y la otra la historia de «Amaya», alguien que sufría de violencia doméstica.

Arauz indicó que ella fue la directora y está establecida en Honduras, mientras que el actor interpretó una «Amaya» establecida en Alemania, el guion se realizó en Costa Rica y el montaje final en México.

«Me sentí impotente y me enfureció que el Estado no brindara ayuda a las mujeres colgante la pandemia, se estaba repitiendo el mismo patrón», contó para explicar su inspiración para realizar este cortometraje.

Dijo que para hacer la parte de las llamadas tuvo ayuda de organizaciones defensoras de las mujeres que le ayudaron a hacer entrevistas de varias que han sido víctimas, así como, conocer las experiencias de las que tienen un puesto en el Mercado San Isidro.

El cortometraje fue estrenado en Guatemala en marzo de 2022 y Andrea Arauz financiarlo para que se estrenara en otros 10 países.

El documental despierta más solidaridad, sororidad, empatía hacia las mujeres que sufren violencia, argumentó el motivo por el que fue galardonado en Turquía.

Contó quella no pudo ir a recoger el galardón porque fue cuando Turquía sufrió un terremoto a inicios del año. AG