La República Democrática del Congo recibirá la próxima semana sus primeras dosis de vacunas contra la viruela símica, provenientes de Estados Unidos, según anunció el ministro de Salud, Roger Kamba. Esta llegada se produce tras la declaración de emergencia global por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) debido a los brotes de la enfermedad en África.
La viruela símica ha sido confirmada en niños y adultos en más de una docena de países africanos, y se ha detectado una nueva cepa del virus. Actualmente, el continente enfrenta una grave escasez de vacunas, con el Congo necesitando urgentemente 3 millones de dosis. Estados Unidos y Japón han ofrecido donar vacunas, aunque Kamba no especificó cuántas dosis se recibirán ni la fecha de llegada de las vacunas japonesas.
Este año, la OMS ha reportado más de 17,000 casos de viruela símica en todo el mundo, con más de 500 muertes. Más del 96 % de estos casos y decesos han ocurrido en el Congo, que enfrenta desafíos significativos en su sistema de salud y en el control de brotes debido a su vasto territorio y a una infraestructura deficiente. Los niños menores de 15 años constituyen más del 70 % de los casos y el 85 % de las muertes en el país.
Los científicos están preocupados por una nueva variante de viruela símica que podría ser más contagiosa. Suecia reportó su primer caso de esta cepa la semana pasada. A pesar de ello, las autoridades consideran que el riesgo para el público en general es «muy bajo» y prevén que los casos seguirán siendo esporádicos.
Esta nueva variante presenta síntomas más leves y a menudo provoca lesiones en los genitales, lo que la hace más difícil de detectar. A diferencia de los brotes anteriores, donde las lesiones se localizaban principalmente en el pecho, las manos y los pies, esta variante permite que las personas infectadas puedan contagiar a otros sin saberlo. La viruela símica no se transmite por el aire y generalmente requiere contacto cercano de piel a piel.
Recientemente, la OMS también identificó casos de viruela símica por primera vez en Burundi, Kenia, Ruanda y Uganda, todos vinculados con la epidemia en el Congo.