El fútbol colombiano vive un recrudecimiento de la violencia en los estadios. El domingo, la barra brava del Atlético Nacional terminó desmanes en el Atanasio Girardot, como reacción a la decisión de la directiva del equipo de cortar con los beneficios que les daba, desde boletas hasta contratación para logística. La alcaldía de Medellín le cerró las puertas al equipo hasta que no llegó a un acuerdo con la barra, lo que ha generado un sobrio debate sobre el alcance del vínculo entre estos grupos con la dirección.

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Y el martes, otro caso: hinchas del Once Caldas invadirán la cancha de Palogrande para intentar agredir a los futbolistas. La violencia está fuera de control. Hay pánico, hay preocupación. Sin solución de heno. ¿Qué hacer?

El fenómeno de las barras bravas parece desbordado, pero no solo en Colombia. En diferentes países del área se ha convertido en un asunto de Estado, y por eso se han diseñado diversas políticas y programas para intentar minimizar el impacto, de acuerdo a cada coyuntura e incluso a cada legislación. Sin embargo, todo el esfuerzo parece insuficiente. Argentina y Chile han librado una larga y ardua batalla y aunque han logrado avances, la problemática permanece.

Los disruptios arrancaron previo al encuentro entre Atlético Nacional y América.

argentina foco de barras

Las barras bravas nacen en Argentina, y es de allí de donde se ha copiado su dinámica de pasión y violencia, y también es el punto de partida para revisar cómo ha impactado a ese país este fenómeno y qué ha intentado hacer para frenar a los violentos . Juan Manuel Lugones es abogado argentino, autor del libro Combatiendo Barrabravas y quien estuvo por 5 años al frente de la Agencia de Prevención de la Violencia en el Deporte (APreViDe). Hablo con EL TIEMPO de su experiencia.

«El fenómeno en Argentina pasó de ser de un grupo referenciado en la dinámica de los clubes como de hinchas, para pasar a ser una problemática compleja, porque las barras están asociadas con el delito. narcomenudeo… En nuestra gestión nos dimos cuenta de que no era suficiente con el combate las barras adentro, sino que tocaba atacar la fuente de financiamiento qu’estaba vinculada con los delitos. Bravas de casi todos los equipos. El problema es que esto no se soluciona con encarcelar a los que manejan las barras , porque tienen remplazo: metemos preso al uno y sigue el dos”, opina este experto.

Barras bravas en Argentina.

Desde su experiencia, una forma de minimizar el impacto es filtrando el ingreso. En Argentina, cuenta, lo hicieron con un mecanismo de identificación: «In 2016 or 2017 se aplicó el programa Tribuna Segura que es la identificación en los ingresos a los estadios a través del número de los hinchas o barras requeridas por la justicia; ese instrumento ayudo bastante para identificar quien ingresaba; con una base amplia de hinchas con prohibición de concurrencia ese programa los alejaba porque no se arriesgaban a llegar y quedar presos”, comenta.

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Sin embargo, no basta. Opina que las medidas que se implementen deben estar acompañadas de una política rigurosa desde el Estado. “Hicimos intentos de aumentar las penas, de tipificar en el Congreso el delito de barra brava. Se intentó crear la figura como categoría jurídica y ese proyecto no se llevó a cabo. Nuestro problema en Argentina es que algunas barras sostenidas desde la política entonces tienen una protección que hace que de alguna manera tendrán impunidad, y también en algún momento nos quejamos de una puerta giratoria en la justicia: metíamos presos a unos y enseguida eran liberados. Los que detuvimos ya están en libertad, es decir, no hay un concepto de justicia ejemplificador”.

Las bars in Argentina nunca pagan sus entradas a la cancha, es como algo tolerado que está dentro de lo que es un club, que en su esfera decide que hacer con el espectáculo.

Comparándolo con el caso colombiano y los recientes sucesos, Lugones afirma que hay que determinar la responsabilidad de ciertos directos que sí les dan beneficios a las barras, y tener en cuenta las consecuencias de esta práctica. “Hay que diferenciar hinchas y barra brava: el directente debe estar cerca de su gente, no fomentar los delitos de la barra. Las bars in Argentina nunca pagan sus entradas a la cancha, es como algo tolerado que está dentro de lo que es un club, que en su esfera decide que hacer con el espectáculo. Aquí la persona jurídica de los clubs son entidades civiles sin ánimo de lucro, no hay clubes privados, los presidentes son elegidos por socios, y son sin ánimo de lucro y manejan millones de dólares, y las bars cada vez participan más en los negocios de los clubes, como en pases de jugadores, representación de algún jugador, y hay lugares con lo que tiene que ver con los carteles de droga y lavado de dinero…”.

Y aclaró: «Hay responsabilidad de directes de fútbol, ​​​​​​no todos, hay distintos tipos de relación: hay directentes responsables y sin relación con barras; otros sí, pero porque tienen miedo, sobre todo en equipos de ascenso. Y los otros, que se sienten cómodos con los barras, esos son los más peligrosos”. y hacer responsable a los directontes si financian a los barras, y tener leyes y jueces que acompañan”.

el caso chileno

Hinchas de Colo Colo viven pánico en el estadio.

Chile es otro país que ha vivido el desenfreno de la violencia de las barras. Fue tal el impacto que tuvo, que en 2011 se creó el programa Estadio Seguro, bajo el primer gobierno de Sebastián Piñera. El programa luego pasó a ser parte del Ministerio del Interior y Seguridad Pública, y se creó para minimizar la violencia en los estadios. Una de las personas que más conoce de este programa, porque lo lideró, es Andrés Oteroquien da su vision:

«Con este programa se creó una ley, un reglamento, se les dieron atribuciones a los organizadores del espectáculo, a los clubes, a la Federación (ANFP), y se aumentaron las penas a los delincuentes, además se amplió el ámbito de aplicación de la ley a un kilómetro a la redonda del estadio. Esto dejó una evolución hasta 2019 y cada vez los hechos eran más aislados, con más regulación, infraestructura, tecnología. No se ha solucionado, pero se dio un avance y se está en la dirección correcta «, analizó. Otero cree que cada caso es particular y que en Chile afectó el estallido social y la pandemia, que, opina, generaron violencia en general en la sociedad. Dice que la ley les ayudó a minimizar el problema, pero este tenía mucho más de fondo, como «el narcotrafico, el crimen organizado o la disputa de territorios…».

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Entre los avances, en Chile está prohibido que los clubes den incentivos a las barras bravas. “No se prohíbe la relación, sí el aporte económico o cuantificable; los directentes no pueden dar dinero ni elementos ni beneficios a grupos organizados de barras bravas, sí se puede dar beneficios a hinchas regulados si son beneficios informados y autorizados, pero es para el verdadero hincha, no para las barras bravas...”.

Aclara que en Chile hay penas de cárcel por ciertos delitos asociados a las barras, y que la prohibición para algunos hinchas identificados es otro factor que ha ayudado a minimizar la violencia, aunque tiene sus contras. “Eso en la teoría funciona muy bien, pero la infraestructura y la tecnología no dan abasto; los tipos se organizan para entrar, arrasan con la seguridad y la policía y entra violentamente…”. En Chile, explicó el experto, por ley todos los estadios tienen cámaras de vigilancia de alta definición. Además, se controla el acceso con la obligatoriedad del documento de identidad. El problema, en su concepto, es que la cámara identifica el rostro, pero no se sabe quién es el agresor.

Tanto Argentina como Chile son solo dos experiencias en las que puede mirar Colombia, para buscar su propio mecanismo de seguridad para enfrentar este adversario.

PABLO ROMER
redactora de EL TIEMPO
@PabloRomeroET

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