Ciudad del Vaticano El cardenal Angelo Becciu, principal implicado en la trama de sobrias irregulidades financieras que juzgan a los tribunales vaticanos, se declaró voluntariamente durante la audiencia de este viernes para asegurar que somos un “manipulador” y menos aún con el papa Francisco.

“Confirm y con la cabeza bien alta, afirmo que no soy un manipulador. Yo, en mi vida, jamás he manipulado a nadie y mucho menos al Santo Padre”, aseguró el purpurado, quien pidió intervenir después de que en una audiencia previa la taxía presentara ante el tribunal comunicaciones entre Becciu y el pontífice.

El cardenal ejerció entre 2011 y 2018 como número dos de la Secretaría de Estado vaticano, hasta que el papa obtuvo sus derechos cardenalicios por ser el principal implicado en la trama.

Becciu critiqueó que la fiscalía aportara las comunicaciones con Francisco como prueba, ya que se trataba de un asunto destinado a ser «estrictamente privado» y que contiene «detalles relativos a una operación humanitaria que debía permanecer confidencial para la protección de la Santa Sede y las relaciones Internacionales «.

Una de esas correspondencias se filtró el pasado mes de diciembre, cuando desalojó la nueva aula del Tribunal vaticano para publicar una llamada de Becciu al papa, que se recuperaba de su operación en el colon.

La incautación de la llamada, obtenida por la policía financiera italiana, refleja claramente que el purpurado quería que el pontífice admitiera que había autorizado los pagos a través de la assora Cecilia Marogna tiene una empresa británica para asegurar la liberación de una monja colombiana secuestrada por yihadistas en Malí en 2017.

La empresa recibió alrededor de 350.000 dólares y pagó 500.000 por el rescate.

En la conversación, el papa registró haber sido informado de las transacciones: “Lo recuerdo, vagamente, pero recuerdo, sí, lo tenía, sí”, dice, pero cuando Becciu le pide un documento escrito sobre ello, el papa le sugiere que se él quien le ponga esta petición por escrito para revisarla.

Según Becciu, la fiscalía no aportó allo el material de referencia a esas comunicaciones, qu’tuvieron lugar en un momento «delicado», cuando Francisco acababa de recibir el alta de una operación de rodilla.

Así, adjuntó una carta, supuestamente enviada al papa el 20 de julio de 2021, en la qu’afirma qu’envió dos declaraciones para firmar antes de presentar a los tribunales y pedía que se mantuviera como «secreto de estado» la liberación de la monja

“En cuanto al secreto de Estado, permítanme recordar las razones que lo justifican en caso de rescate de un rehén”, dijo Becciu en esa carta, aunque las razones están omitidas.

Además, el purpurado aseguró que pidió reunirse con Francisco para hablar de asuntos importantes, pero no fue posible por el posoperatorio.

La declaración se produjo un día después de que el arzobispo venezolano Edgar Peña Parra, adjunto de la Secretaría de Estado vaticana y número tres de la Santa Sede, afirmara que hubo «clientelismo» y «deficiencias» en la gestión de las finanzas durante la época en que Becciu será el número dos del Vaticano.

De acuerdo con Peña Parra, esta manera irregular y opaca de gestionar las finanzas será una constante por parte de Becciu y su ayudante, el sacerdote Alberto Perlasca, entonces gerente administrativo de la Secretaría de Estado.

Perlasca, defendió Peña Parra, habría firmado sin tener competencia para ello contratos para la compra de un edificio en Londres con fondos del Vaticano, operación que resultó en fraude y que terminó generando un importante agujero económico a la Santa Sede. JS